DOLCE VITA.

Los shopping no tienen ese encanto del comercio tradicional pero son muy cómodos para llegar a ellos en coche y no pagar por estacionar, como ocurre en el centro de las ciudades. La cantidad de oferta comercial es muy satisfactoria y la zona de comida rápida ofrece abundantes opciones por debajo de los diez euros. La última comida que hice en un sitio de estos me salió por ocho euros y medio, constando de bacalao con natas, una cerveza, crema catalana y café.

Y si llueve o hace frío, mejor estar en un shopping que rascando frío o pillando mojaduras en plena calle. Por el verano ponen el aire acondicionado y estás fresquito. No tendrán glamour y huelen a globalización pero son muy prácticos estos shopping.
La empresa Dolce Vita tiene ya muchos centros repartidos por todo Portugal e incluso en España. Para saber dónde hay un Dolce Vita a mano, lo mejor es visitar http://www.dolcevita.pt/
El último que visité está en Vila Real y es una virguería arquitectónica.