LA PENÍNSULA DE TROIA, FRENTE A SETÚBAL.
Lo que vemos en la foto es la ciudad de Setubal con la península de Troia enfrente. Para ir de un lado a otro tenemos tres opciones.
1. Dejar el coche en Setubal y cruzar en ferry como pasajeros a pie, cuatro euros ida y vuelta por persona.
2. Embarcar el coche en el ferry y aprovechar para recorrer la península con calma. Se paga por coche y no por viajeros. A 9 euros y medio en cada sentido.
3. Hacer el viaje por vía terrestre con un importante rodeo por Alcacer do Sal, que también es muy entretenido y sale más barato que meter el coche en el barco porque el viaje de ida y vuelta sube a 19 euros y eso en combustible cunde mucho. En Setubal la gasolina anda más barata que en el resto del país.
Los precios de las travesías los podemos ver en este enlace. Desde el barco es posible contemplar colonias de delfines, cosa que naturalmente no haremos si vamos en coche.
Lo que nos encontraremos en Troia es una inmensa playa situada justo en la desembocadura del río Sado, con lados fluvial y marítimo. Aquí la arena es blanquísima y no demasiado fina. El agua está a una temperatura tolerable y hay espacio para miles de personas sin ningún tipo de agobio. Ojo porque los servicios están muy limitados y escasean cafeterías y restaurantes, cosa rara en Portugal. Diecisiete kilómetros de playa son muchos y el arenal es de ensueño. Estamos en el litoral alentejano y también tenemos a nuestra disposición las ruinas romanas de Cetóbriga, que no pude visitar porque el día que estuve allí había una temperatura tan alta que no había más remedio que estar a remojo.
La excursión se puede hacer desde Lisboa por la A2 y pasando por el puente XXV de Abril. No obstante, es recomendable continuar por la costa hacia el Algarve, ya que se trata de una zona muy poco urbanizada y llena de encantos naturales. Mientras en Costa de Caparica hay multitudes inabarcables, aquí uno se encuentra mucho más desahogado.
Aquí dejo una lista de hoteles en Troia y alrededores para el que se lo pueda permitir.